martes, 20 de enero de 2015

Perfiles: Ricardo Caruso Lombardi

CARUSO LOMBARDI, EL NOMBRE DE LA MOTIVACIÓN



     Es dueño de un carisma único que, a pesar de no recalar en los grandes equipos, siempre lo lleva a la exposición mediática. Su fórmula para reordenar conjuntos desarticulados táctica y anímicamente, resignados a perder la categoría, no es otra que la motivación. Posee una retórica digna del mejor psicólogo que convence y, ésto, se ve reflejado en resultados. Ricardo Caruso Lombardi forjó su carrera de entrenador a puro pulmón, empezando desde abajo, afianzándose en el ascenso hasta que el destino, quizá por tanto esfuerzo y sacrificio, le brindó una oportunidad mejor.
     Se trata de una persona muy abierta, espontánea y simpática por lo que, generalmente, las notas periodísticas resultan muy jugosas y suelen circular durante varios días en los medios. Contesta de todo y se presta a las bromas televisivas. Asimismo tampoco se calla nada cuando está enojado, por lo tanto y en ese sentido, sus palabras también se hacen eco en el periodismo. Genera amores y odios.

     Comenzó el recorrido como entrenador por el año 1994, en Defensores de Belgrano, institución de la que se retiró como jugador. Desde entonces sus arengas se hicieron conocidas y éstas, junto a los buenos resultados, generaron que otros equipos del ascenso solicitaran sus servicios para evitar perder la categoría. Caruso demostró obrar maravillas con planteles modestos, hecho que motivó su arribo al Club Atlético Tigre, bisagra en la carrera del DT . Convencido por Sergio Massa, (entonces director de ANSES, actual intendente de ese distrito) llevó al conjunto a la B Nacional.
     Ello significó el puente hacia Primera A, dirigió a Newell´s Old Boys, Racing Club, San Lorenzo, Argentino Juniors, Quilmes, entre otros. Polémico, capaz de formar un grupo exitoso con chicos traídos del ascenso o las inferiores y defenderlo a costa de pelearse con un árbitro, otro técnico o un jugador referente. Inspira la pasión, garra, sed de triunfo y hambre de gloria. Cada reportaje deja frases picantes que pueden inspirar, tanto la risa, como el insulto.

     Alguno de sus dichos más resonantes son: “Perdí un partido y Pizzi ya estaba sentado para firmar, Me serruchó el piso, por eso yo le digo Pizzirrucho” (luego de su salida forzada del Cuervo); “Laverni usa el silbato como un arma, para hacerte daño, para provocarte cáncer” (Argentinos Jrs. 2013); “Si salimos de ésta, es la consagración para mí y para los jugadores. Y para eso necesitamos que el jugador se banque puteadas, gritos y aliento los noventa minutos” (Racing, marzo 2009).

     Así es Caruso, obsesivo, capaz de hacer participar al kinesiólogo en una práctica si le ve condiciones o lo considera oportuno, como hizo en Quilmes con Juan Alonso de quien dijo “Jugó media horita y metió dos pases gol muy lindos”. O llamar al Tribunal de Disciplina de AFA en medio del campo de juego y pasarle la llamada al árbitro, a fin de confirmar que puede estar en el banco de suplentes luego de una suspensión. Mediático, verborrágico y, sobre todo, convincente, gran motivador.


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