CARUSO LOMBARDI, EL NOMBRE DE LA MOTIVACIÓN
Es dueño de un carisma único que, a pesar
de no recalar en los grandes equipos, siempre lo lleva a la exposición
mediática. Su fórmula para reordenar conjuntos desarticulados táctica y
anímicamente, resignados a perder la categoría, no es otra que la motivación.
Posee una retórica digna del mejor psicólogo que convence y, ésto, se ve
reflejado en resultados. Ricardo Caruso Lombardi forjó su carrera de entrenador
a puro pulmón, empezando desde abajo, afianzándose en el ascenso hasta que el
destino, quizá por tanto esfuerzo y sacrificio, le brindó una oportunidad
mejor.
Se trata de una persona muy abierta,
espontánea y simpática por lo que, generalmente, las notas periodísticas
resultan muy jugosas y suelen circular durante varios días en los medios.
Contesta de todo y se presta a las bromas televisivas. Asimismo tampoco se
calla nada cuando está enojado, por lo tanto y en ese sentido, sus palabras
también se hacen eco en el periodismo. Genera amores y odios.
Comenzó el recorrido como entrenador por
el año 1994, en Defensores de Belgrano, institución de la que se retiró como
jugador. Desde entonces sus arengas se hicieron conocidas y éstas, junto a los
buenos resultados, generaron que otros equipos del ascenso solicitaran sus
servicios para evitar perder la categoría. Caruso demostró obrar maravillas con
planteles modestos, hecho que motivó su arribo al Club Atlético Tigre, bisagra
en la carrera del DT . Convencido por Sergio Massa, (entonces director de
ANSES, actual intendente de ese distrito) llevó al conjunto a la
B Nacional.
Ello significó el puente hacia Primera A,
dirigió a Newell´s Old Boys, Racing Club, San Lorenzo, Argentino Juniors,
Quilmes, entre otros. Polémico, capaz de formar un grupo exitoso con chicos
traídos del ascenso o las inferiores y defenderlo a costa de pelearse con un
árbitro, otro técnico o un jugador referente. Inspira la pasión, garra, sed de
triunfo y hambre de gloria. Cada reportaje deja frases picantes que pueden
inspirar, tanto la risa, como el insulto.
Alguno de sus dichos más resonantes son: “Perdí un partido y Pizzi ya estaba sentado
para firmar, Me serruchó el piso, por eso yo le digo Pizzirrucho” (luego de
su salida forzada del Cuervo); “Laverni
usa el silbato como un arma, para hacerte daño, para provocarte cáncer”
(Argentinos Jrs. 2013); “Si salimos de
ésta, es la consagración para mí y para los jugadores. Y para eso necesitamos
que el jugador se banque puteadas, gritos y aliento los noventa minutos”
(Racing, marzo 2009).
Así es Caruso, obsesivo, capaz de hacer
participar al kinesiólogo en una práctica si le ve condiciones o lo considera
oportuno, como hizo en Quilmes con Juan Alonso de quien dijo “Jugó media horita
y metió dos pases gol muy lindos”. O llamar al Tribunal de Disciplina de AFA en
medio del campo de juego y pasarle la llamada al árbitro, a fin de confirmar
que puede estar en el banco de suplentes luego de una suspensión. Mediático,
verborrágico y, sobre todo, convincente, gran motivador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario